Toda la sesión de Yoga es una práctica de meditación y de relajación. Toda āsana debe ser equilibrada, armoniosa, asequible, firme, inmóvil pero sobretodo: atenta y suave.
Más allá de los momentos formales para la meditación o relajación, toda āsana es una meditación y una relajación, a pesar del posible esfuerzo, equilibrio o tirantez. De hecho, es a estos «sabores» de la postura a los que dirigimos la atención y donde tratamos de relajarnos y disfrutar.
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