Uno de los puntos que debo trabajar como practicante y profesor es que hablo demasiado.
Caminando hacia la libertad te encuentras con patrones de la educación y de la cultura que te impiden ser tú mismo y comportarte como tú sientes, y que por tanto, impiden tu desarrollo personal y tu felicidad.
En Yoga se tiene esto en cuenta y se trabaja para soltar patrones como los complejos, las prisas, las exigencias, las reacciones, la culpabilidad, los juicios…
Nuestra cultura aporta hábitos y patrones que parecen inocentes pero que nos determinan y nos limitan, como por ejemplo la alimentación, o la costumbre de hablar mientras comes, o la costumbre de hablar siempre. Hablar siempre.
España es un país con unas culturas realmente ricas, pero también son culturas a veces charlatanas y gritonas.
Creo que muchos extranjeros al marcharse, tendrán la sensación de que aquí parece prohibido estar callado, aquí el silencio no se valora. Parece que por respetar el silencio estás ignorando y por tanto faltando a la gente presente, y por esto, aunque no haya nada que decir, empezamos a forzar conversaciones por romper la tensión ilusoria que algunos sienten en el silencio.
Una señal o un discreto saludo puede ser suficiente. Respetando el silencio me respeto a mi y al resto.
El que nos cueste mantener el silencio exterior, nos habla de un patrón mental muy activo, preocupado en dar opinión continuamente, hábito que dificulta el silencio interior y que altera la paz interior.

Desconozco si perdido en el Himalaya es más fácil alcanzar la paz interior, pero creo que si alcanzamos un silencio equilibrado y sereno aquí, en medio del alboroto y la competición, lo mantendremos para siempre.
El silencio (y la paz interior) está siempre presente, más allá del ruido y de los pensamientos. Como la pared más allá de la pintura, como el rostro más allá de la máscara, el silencio es la base que hace posible la existencia del ruido. Nosotros decidimos si atender la base o el ruido. La base da claridad, el ruido confunde.
De hecho, el ruido exterior no es realmente el problema, sino el ruido interior (los pensamientos) que se genera por reaccionar ante el ruido exterior, por tener una opinión interior sobre él. Eso es lo que nos hace perdernos por el ruido y pensamientos.
El ruido es fundamental para manipular, hablar mucho, rápido y no dar tiempo a razonar. El ruido agita y confunde al plano psíquico, facilitando la manipulación. Cuando nos sentimos confusos o inseguros aceptamos mejor los consejos, cuando estamos en conexión con nuestro silencio ya conocemos lo que debemos hacer.
Respeta el silencio exterior e interior. ¿Cómo lo hago? No reaccionando, no teniendo opinión.