Ser profesor de Yoga

No soy nadie para hablar de la enseñanza del Yoga pero desde que empecé a dar clases en 2016 he pasado por proyectos, ideas y procesos diferentes.

Es un trabajo maravilloso. Ves que ayudas a que los alumnos cambien su vida positivamente. Te lo agradecen desde lo más profundo. A veces llegan tristes, negativos o ansiosos y salen sonrientes y relajados. Pero es que yo también llego a veces negativo o ansioso y salgo sonriente y relajado. Concentrarme en dar la clase ayuda, pero la sincera sonrisa de los alumnos me llena de alegría y ánimo mi día a día. Todo lo que creen que hago yo por ellos, lo están haciendo ellos por mí.

No tengo la sensación de trabajar cuando estoy dando clase, alargo las clases más allá del horario por respetar el ritmo de la clase y terminarla correctamente, si tengo tiempo no me importa alargar la clase aunque sean ya las 9 de la noche y lleve dando clases desde las 9 de la mañana. Si se trata de Yoga y el interés del alumno es real y respetuoso, puedo estar toda la vida tratando de ayudarle, esta es mi historia. Para mi no existe un tema más importante que la existencia; y el Yoga es la vía más científica, sencilla, individual (experiencial) y realista de la que dispone la humanidad para abordar este tema (e incluso trascenderlo) por uno mismo. Estoy obsesionado con el Yoga y la metafísica, es EL TEMA.

Me encanta enseñar, inevitablemente estoy enamorado de la enseñanza del Yoga, ¿pero qué mensajes me estoy dando a mi mismo después de casi 4 años enseñando Yoga? Cada día lo escucho más claro: «Aitor, libérate tú antes de pretender liberar al resto«.

Conozco el estado de Yoga, puedo guiar a mis alumnos a lo que yo conozco pero… ¿vivo el Yoga lo suficiente? Veo claramente que no, me queda un largo camino por recorrer y mientras enseño a otros, no me estoy enseñando a mí. Aprendo de ellos, pero para avanzar de verdad en la vía del Yoga es necesaria una quietud y una concentración interior que no ocurre mientras das clase.

Siento que enseñar Yoga me está alejando del Yoga. El Yoga debería ser para mí. Al convertirlo en un trabajo, dejo en el Yoga la responsabilidad de mi sustento y tengo que satisfacer las expectativas del «cliente» esto hace que sin darme cuenta confunda lo que representa el Yoga en mi vida.

Además, en casa de herrero cuchillo de palo. Muchas veces acabas saturado por la concentración exterior que requiere dar clases y no tienes energía ni ánimo para practicar ni 5 minutos. Practicar y avanzar en Yoga pasa a ser una responsabilidad, una obligación en lugar de ser el anhelo de mi vida.

Si a todo esto le añadimos la precariedad laboral propia del gremio, entonces la inestabilidad y desorientación personal resulta algo inevitable. Entre transportes y tiempos muertos entre clase y clase puedes necesitar dedicar 5-6 horas para poder trabajar 3. Y eso sin contar el tiempo invertido en preparar las lecciones, la coherencia del curso y la formación continua. No entro a más detalles pero las dificultades son muchas y variadas.

Tengo otros estudios, podría buscar otro empleo con un horario más estable e ingresos más estables, pero claro, esto también tiene un precio.

Siento que el mundo me está lanzando mensajes y yo mismo también ¿seré capaz de escucharlos? ¿los interpretaré bien o me precipitaré en las conclusiones?

No me preocupa demasiado, ¿quién no tiene dificultades? si estoy perdido será porque es precisamente como debo estar ahora, y si es donde debo estar, no estaré entonces tan perdido, ¿no? Todo ocurre por algo.

No pienses tanto, sigue escuchándote Aitor.

4 thoughts on “Ser profesor de Yoga

  • Reply Jorge 7 octubre, 2019 at 17:08

    Muy interesante ,un artículo y unas reflexiones que sirven para ayudar a encontrar una respuesta y no rendirse

  • Reply María Raquel Bartolomé 3 diciembre, 2019 at 01:13

    Desde el mes de Febrero asisto a tus clases dos días por semana y al leer los artículos de tu página he percibido la coherencia entre el contenido de los mismos y las clases que nos impartes. A pesar de tu juventud, tu persona, destila una gran madurez y tus clases son excelentes.
    Tu trato amable, cercano y a la vez recto cuando nos transmites a lo largo de la clase, la importancia del silencio para descubrir nuestro cuerpo, nuestra esencia y el afán de superación. La meditación guiada del principio, las asanas y finalmente la fantástica relajación lo que supone, siempre, alargar el tiempo de la clase lo que me parece de una gran generosidad.
    Deseo puedas dedicar tiempo de Yoga para tí porque estoy segura que llegarás a ser un gran MAESTRO.
    Soy una persona mayor que práctico yoga hace años y es uno de los mejores descubrimientos en mi vida.

    • Reply Aitor Bayón Alcolea 15 enero, 2020 at 19:42

      Gracias María Raquel por tus palabras y por todo lo que llevan. Estoy encantado de dar pasos en este camino del Yoga junto a practicantes como tú. Gracias de verdad, seguiremos atentos 🙂

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